San Salvador, 24 de septiembre de 2022
Otros diálogos.
Desde los estudios feministas descoloniales se ha hecho el análisis de cómo el conocimiento científico occidental es el que ha sido validado en la modernidad, invisibilizando otros saberes por ser vistos como inferiores.
Debido a esto los saberes de pueblos indígenas, afros, comunidades campesinas y mujeres han sido negados según lo expresado por Agosto, 2022.
Esta clasificación ubica a los habitantes europeos en un nivel superior y a los pueblos fuera de Europa como inferiores. Por otro lado además dentro de esta clasificación podemos apreciar que también hay una valoración relacionada al género en donde el conocimiento de las mujeres y diversidades racializadas es infravalorado por considerarse primitivo.
Espinosa por su parte añade que además de las categorías de género y raza debe incluirse en el análisis otra categoría: la de clase y es algo que desde la teoría feminista no se ha reconocido, lo que lleva también a la invisibilización del punto de vista de las mujeres racializadas empobrecidas dentro de un orden heterosexual.
Debido a esta misma clasificación el colonialismo también realiza saqueo y extractivismo de nuestros territorios por interpretar que nuestros territorios y poblaciones son desechables
Con todo este análisis se puede observar en la realidad de este territorio el por qué se han ido perdiendo saberes ancestrales de nuestros pueblos originarios, afros, comunidades campesinas, mujeres y diversidades, además del componente colonial se añade la represión y genocidio ocurrido en 1932, lo que contribuyó a estigmatizar más nuestros conocimientos ancestrales.
A pesar de todo este bagaje colonial e histórico se pueden encontrar ejemplos de resistencia y de recuperación de saberes, esfuerzos de recuperación y enseñanza de nuestro idioma náhuat en Santo Domingo de Guzmán, resistencia frente a la destrucción de bienes culturales y ambientales como es la lucha por la protección del río Sensunapán, lucha contra la mina Cerro Blanco, lucha contra Valle de El Ángel, lucha por la protección de El Cerrito en Quetzaltepeque, escuelas agroecológicas que recuperan los saberes ancestrales, ferias de intercambio de semillas, ferias de comida y medicina tradicional, entre otros.
Todos estos esfuerzos han sido logrados gracias a la organización comunitaria y entre agrupaciones, son iniciativas que nos dan esperanza de que hay otras alternativas a la destrucción y extractivismo, que nos muestran que tenemos derecho a proteger nuestros bienes culturales y ambientales, que no dejaremos de hacerlo porque nuestro patrimonio es valioso a pesar que por mucho tiempo nos han hecho creer que no lo es, que las mujeres son las principales defensoras del territorio porque sin él no hay vida.
Por ello debemos seguir cultivando y hacer crecer estas luchas, seguir conectando con nuestras raíces indígenas, con nuestra abuela que nos cuenta en náhuat como cuida nuestra madre tierra, conectar con su fuerza de mujer trabajadora, con su vitalidad y longevidad; conectar con su lucha que aunque fue distinta a la nuestra al recordarla nos da más fuerza; conectar con la tierra que es de donde venimos, a la que amamos y protegemos; reconectarnos y recordar que “la tierra no es de nosotros, nosotros pertenecemos a la tierra”1.
Referencias.
Agosto, P. (mayo, 2022). Territorio, cuerpos y saberes en claves de colonialidad. Ponencia presentada en segunda sesión del Diplomado en Ecofeminismo, San Salvador, El Salvador.Espinosa-Miñoso, Yuderkys (2014). Una crítica descolonial a la epistemología feminista crítica. El Cotidiano, (184) ,7-12.[fecha de Consulta 23 de Septiembre de 2022]. ISSN: 0186-1840. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=32530724004